Debido a las nuevas circunstancias en esta ocasión no hemos podido realizar nuestro experimento en el laboratorio, pero ello nos ha dado la oportunidad de convertir nuestro aula en el centro de nuestra experimentación y poder contar cada uno con nuestros propios materiales viviendo todo el proceso de una forma más autónoma pero llena de viveza. Juntos hemos descubierto los tremendos resultados que podemos obtener con la simple mezcla de dos productos de distinta naturaleza y estado. Nos asombra ver como conseguimos formar un gas con ellas, dióxido de carbono y poder utilizarlo para apagar nuestras velas. Nos emociona ver cómo cada uno conseguimos resultados similares y tenemos las mismas dificultades, como poner el globo en la botella o que no se hinche de la misma manera. Sabemos que la ciencia es experimentación y que a veces hace falta intentarlo varias veces para lograr nuestros objetivos. Observamos que no todos los gases tienen la misma densidad ni actúan de la misma manera. Pronto nos pondremos en marcha con nuestra siguiente misión. ¡Adelante!

Esperamos con muchas ganas que el día en el que teníamos previsto hacer el tercer experimento fuera un día soleado, sabíamos que era imprescindible para que todo marchara sobre ruedas y…así fue. Con los primeros rayos de sol salimos al exterior para comenzar el nuevo reto. Previstos con nuestros globos, lupa, cronómetro y gafas de sol empezamos a reflexionar sobre la luz y cómo percibimos los colores. Comenzamos por los globos de color negro, preparamos nuestra lupa en la posición correcta y segundos después…¡boom! el globo explotó casi al instante. Después pusimos a prueba nuestra paciencia, ya que la inmediatez del globo negro no iba a repetirse con el resto de colores. El azul, naranja o marrón se resistieron un poquito pero el que más difícil nos lo puso fue el de color blanco, algunos lo conseguimos después de diez minutos de espera, otros no lo conseguimos y nos dimos cuenta de la razón, nuestro globo blanco reflejaba toda la luz.